El Emmo. Cardenal Ciriaco María Sancha Hervás hijo extraordinario de la Iglesia, de origen humilde, nació de padres cristianos, labradores, en Quintana del Pidio, Burgos, España, el día 18 de junio 1833.
Fue ordenado Sacerdote en el año 1858. Viajó a Cuba como Secretario de Mons. Primo Calvo López, con sede en Santiago de Cuba. Preocupado por tantos menesterosos, a raíz de la Guerra de los diez años, se dedica a buscar medios eficaces y duraderos para mejorar su situación. El Espíritu Santo le inspira la solución: Le proporcionará
“el auxilio de personas idóneas y habitación donde puedan vivir sin la suprema amargura que experimenta el corazón pobre, pues no por ser tal, deja de tener sentimientos”.
Así el día 5 de agosto de 1869 nació en la Iglesia la nueva Congregación Religiosa “HERMANAS DE LOS POBRES INVALIDOS Y NIÑOS POBRES” bajo la protección de la Sma. Virgen, con el debido permiso de sus superiores inmediatos. El Capítulo General del año 1946 decidió cambiar este nombre por el actual: HERMANAS DE LA CARIDAD DEL CARDENAL SANCHA. Presta sus servicios en la Iglesia por medios de la Evangelización, Enseñanza, Promoción humana y Asistencia Social. Cuenta con 43 comunidades distribuídas en: República Dominicana, Puerto Rico, España, Colombia, Venezuela e Italia.
De Cuba, fue llamado a España en el año 1875, como Obispo Auxiliar de Madrid Siguió escalando los Servicios Episcopales hasta Cardenal Primado de España.
ASPECTOS MÁS SIGNIFICATIVOS DE SU VIDA
Fue encarcelado durante 10 meses en Santiago de Cuba, en el año 1873, por no reconocer como Obispo al P. Llorente, quien se sentó sin bulas pontificias.
Nos transmitió esta fidelidad con su vida y nos la prescribió en las Constituciones: “Como hijas sumisas de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, se distinguirán en prestar obediencia ciega y en tener entera dependencia y profunda reverencia al Sumo Pontífice…Además, obedecerán y guardarán también reverencia a los Prelados legítimos de la Diócesis en que estuvieran o por donde transitaren”. Cuando el Santo Padre u otra autoridad eclesiástica, le pedía un servicio, por difícil que pareciera, exclamaba:
“Los deseos de Su Santidad son para mí sagrados preceptos”.
En Madrid, acepta sustituir al Primer Obispo, vilmente asesinado en la puerta de la Catedral.
Desde Valencia, en 1894, llevó, ante el Papa León XIII, una peregrinación de 18,000 obreros.
En sus cartas y pastorales fomentaba siempre entre sus fieles la adhesión filial al Sumo Pontífice, Vicario de Cristo.
Socorría directamente a los pobres, con sus propios recursos y con lo que recogía para ellos. Aún siendo Cardenal, iba personalmente a llevar los donativos. Era muy diestro en obtener aportación monetaria de los ticos para beneficio de los pobres.
Fue un gran defensor y promotor de los obreros; se acercó siempre a ellos para brindarles su compañía amistosa, su comprensión, su palabra y su ayuda espiritual y material, no sólo a los obreros católicos, sino a los socialistas. Fundó la Asociación de matrimonios pobres; la Asociación Católica Obrera; Escuelas gratuitas para obreros; vigorizó las escuelas dominicales para Jóvenes obreras.
Abre las puertas de su Palacio Arzobispal, en Valencia, para alojar a muchas familias, sin viviendas, a consecuencias de una inundación; para ayudar a sostenerlas, rifa su pectoral; habilita en patio de su Palacio Arzobispal en Toledo para almacenar las limosnas que recoge para los pobres.
Las Congregaciones que fundó y las que ayudó en su fundación, son todas para el servicio de los pobres.
Tuvo siempre para los demás, para sí no tuvo nada. A su muerte reunieron de limosna lo necesario para su entierro y funeral. Le llamaban:
“El despensero de los pobres”, “El padre de los obreros”, “El Obispo Sociólogo”…
En su ministerio sacerdotal dedicó largas horas al confesionario y al apostolado directo. Aprovecho el tiempo que pasó en la cárcel para evangelizar a sus compañeros de prisión: “Hoy hace 4 días que estoy en la cárcel pública,, por no reconocer ni obedecer al Obispo cismático. Pero me encuentro tan contento que no ceso de reírme y animar a todos los que vienen a verme para que defiendan los derechos de la Iglesia. Se han hecho amigos míos todos los presos, les digo misa y les predico todos los días, hago el mes de María y de los mismo presos he formado un coro que cata versos a la Virgen. Pónganse muy contentas de estas noticias que les doy y ténganme envidia, porque yo estoy preso por la religión y ustedes no lo están.
Su caridad fue universal; desde la nobleza hasta los más necesitados; aunque estos últimos fueron siempre sus preferidos.Por socorrer a los afectados de epidemias varias veces contrajo enfermedades, hasta morir, víctima de la caridad.
Su amor a la Eucaristía y al Sagrado Corazón lo manifiesta: promoviendo entre sus fieles y sus religiosas esta devoción.
Nos prescribe en las Constituciones: “Para que la llama de la caridad esté siempre encendida en su corazón se valdrán, como medio directo y eficacísimo de conseguirlo, de la devoción al Santísimo Sacramento de la Eucaristía, pues en él está Jesucristo verdadero, real y substancialmente, y su soberana presencia es el mejor y más elocuente libro para aprender a tener un amor universal, desinteresado y lleno de abnegación hacia los pobres’’.
Su amor a la Virgen: funda asociaciones para avivar su devoción; a partir de su consagración episcopal agrega a su nombre el de María, dedica varias de sus pastorales a promover esta devoción; fundó nuestra Congregación bajo la protección de la Virgen, el día de Nuestra Señora de las Nieves; nos dejó como Patrona a la Inmaculada; nos prescribe una serie de prácticas en su honor: ayuno los sábados, oraciones especiales, jaculatorias, Santo Rosario, celebración de sus fiestas, etc.
Se distinguió por su caridad, sencillez, humildad, prudencia, alegría, abnegación, austeridad, obediencia, abandono en la providencia divina, valentía para combatir los errores, etc. Su vida se puede resumir en: un amor sin reservas a Dios y al prójimo.
Su labor no termina con su muerte; se proyecta hacia el futuro por medio de sus religiosas. Además de nuestra Congregación, fundó la Primera Trapa Femenina en España. Estas monjas “alaban a Dios, cultivan la tierra y extienden a su alrededor el amor al campo”. Con [esto, colaboran en la solución del problema del éxodo rural. Actualmente, estas monjas tienen dos Conventos: uno en Alloz, Navarra, y otro en Cartagena, Murcia.
Promovió y ayudó en su fundación a otras religiosas: Hermanas de las Esclavas del Santísmo Corazón de Jesús. Se dedican al culto especial de la Eucaristía, para reparar las injurias que le infieren los impíos: y educar, religiosa y civilmente, a los niños, con preferencia pobres. –Teinta años más tarde contribuye eficazmente al establecimiento de las Damas Catequistas. Completan el trabajo social de las Trapenses en el campo: la enseñanza del Catecismo a los pobres, prefiriendo a los obreros de las fábricas, talleres y campos. En 1888 protegió y ayudó a superar los obstáculos de su fundación y primera profesión, a las Religiosas Trinitarias. Se dedica a amparar, proteger y orientar a las jóvenes de todas las clases y condiciones. –Las Siervas de María, dedicadas al servicio de los enfermos. –Religiosas de María Inmaculada, dedicadas al servicio doméstico. Trabajan con las sirvientas pobres. Y, -la Sociedad de la Buena Prensa, que se dedican a fomentar la buena lectura.
Abogó con todas sus fuerzas por liberar a los seminaristas del servicio militar. En una ocasión invirtió el precio de una obra de arte que planeaban obsequiarle, para liberar a dos seminaristas de dicho servicio militar.
Luchó incansablemente por la formación intelectual de los sacerdotes:
“Urge muchísimo que haya sacerdotes biólogos, geólogos, paleontólogos, antropólogos, economistas, etc…., que puedan demostrar que entre el génesis y la ciencia no hay conflictos.»
En Ávila, 1885, ordena a los Párrocos hacer colectas para costear los estudios eclesiásticos a los jóvenes de familias pobres que desean ser sacerdotes.
Dedica las habitaciones del piso alto de su Palacio Episcopal en Ávila, para hospedar a los sacerdotes, cuando vienen a la ciudad, a los jubilados, ancianos, e impedidos, la llama “Casa de retiro”.
En Valencia, 1896, y en Toledo, 1902, crea el Monte pío, Institución dedicada a la asistencia de los sacerdotes ancianos.
Intentó fundar una Congregación de hombres, para el servicio de los sacerdotes; pero no lo llegó a realizar.
Entre sus cartas pastorales y discursos, merecen especial mención los siguientes: Sobre el hipnotismo (Madrid 1887); sobre la devoción a la Virgen (Madrid 1887); Octubre, mes del Rosario (Avila 1883); Obra de la propagación de la fe (Ávila 1884); Condena a un discurso leído en la apertura de la Universidad Central (Ávila 1884); Conferencias Morales de los Sacerdotes (Madrid 1886); La Religión base fundamental de la enseñanza (Valencia 1893); La guerra de los campos de Melilla (Valencia 1883); Observaciones pedagógicas (Valencia 1897); Celo apostólico y sabiduría de León XIII (Valencia 1897); Medios para conseguir la reforma moral de la sociedad (Valencia 1897); Los librepensadores (Toledo 1898); Enseñanza e importancia del Catecismo (Toledo 1905), Enseñanza de la doctrina cristiana (Toledo 1905), Decreto condenando las herejías, errores e impiedad del periódico Valentino “Antorcha Valentina” (Valencia 1894); Discurso sobre la cuestión social, pronunciado en el Centro Instructivo del Obrero (Madrid 1892); discurso leído en el Congreso Católico de Zaragoza (Madrid 1890).
Sus obras: Consejos a un Joven Levita (Brooklin 1872); El Cisma de Cuba (Santiago de cuba 1873); Régimen del terror en la Italia Unitaria (Toledo 1898); Consejos al clero de su Arzobispado (Toledo 1899); Observaciones sobre los sucesos del 9 de junio en Roma (Madrid 1890); el Kulturkampf Internacional (Toledo 1901).
Murió en Toledo, el 25 de febrero de 1909. Sus restos descansan en la Catedral Primada de Toledo. En su lápida se lee: “Yace aquí el Eminentísimo Doctor Ciriaco María Sancha y Hervás. Presbítero Cardenal de la Santa Iglesia Romana y meritísimo Arzobispo de las Españas, que con celo de ardiente caridad se hizo todo para todos. Vivió pobre y pobrísimamente murió el día 25 de febrero del año del Señor 1909. Orad por él”. Después de un largo proceso de 42 años, a cien años de su gloriosa muerte, Ciriaco Sancha fue Beatificado el día 18 de Octubre de 2009.